El viernes por la tarde entre visita comercial y visita comercial, fui a comer al Museo Reina Sofia en Madrid, en el restaurante de Sergi Arola.

El restaurante, un espacio muy bien diseñado, pero dificil de calentar. La comida, la verdad es que me defraudó un poco, pero hasta que no vuelva a
degustar algún otro plato de Sergi Arola no emitiré ningún juicio de valor.

Después de comer aproveché para dar un visitazo rápido al museo antes de irme a la siguiente reunión, la verdad es que ya havía estado en el museo hace 4 años pero no havia visto la parte nueva. Volví a pararme delante del Guernica de Picasso. Para quedarme fascinada por su tamaño y sus rasgos.

Aunque mis pintores preferidos son Vincent Van Gogh, seguido por Dalí, Tapies, Miró y luego Picasso. Lo que no me gusta de Picasso y mucha gente se rie cuando lo comento, es que me da la sensación que pintaba como un niño, sin trazos definidos y «sucio» con manchas, borrones y gotas de pintura. En cambio, lo que me fascina es su capacidad de desfiguración.

De Dalí me encanta su culto al detalle, cada vez que miro sus cuadros descubro algo nuevo. Su perfeccionamiento y su trazo son espectaculares, a diferencia de Picasso, en Dalí todas las líneas son perfectas, no hay nunca ni una macha ni una gota y todos los elementos tienen su significado matizado.

Miró, me gusta más en escultura y si tuviera un gran jardín y algo más de dinero 😉 tendría una escultura de Chillida, como en Chillida Leku.